1ro de junio de 2011 | Entrevistas | Anti-neoliberalismo
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Descontentos con la política exterior de su país hacia finales de la década de los sesenta, un puñado de estudiantes suecos decidió viajar a América Latina para conocer la realidad de primera mano. Son los orígenes de la organización Solidaridad Suecia-América Latina (SAL).
Hoy en día dicha organización participa activamente en programas junto a organizaciones indígenas y campesinas de Sur y Centroamérica, trabajando codo a codo con la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina).
Así lo narró en entrevista con Radio Mundo Real Pontus Björkman, miembro de SAL: “nuestros afiliados y miembros hoy en día son estudiantes jóvenes solidarios con los movimientos sociales, también muchos inmigrantes presentes en Suecia”.
En efecto, muchos latinoamericanos encontraron en Suecia un refugio al terrorismo de Estado que campeó en las décadas de los setenta y ochenta en el Cono Sur. Sin embargo, la política exterior sueca ha seguido sirviendo a sus transnacionales con fuertes inversiones en Latinoamérica a través de fondos de pensión en soja transgénica o monocultivos forestales para la producción de pasta de celulosa. Tal es el caso de Stora Enso, corporación sueco-finlandesa con vastos intereses en Brasil, Uruguay y Paraguay.
Suecia sigue destinando más que cualquier otro país a la cooperación internacional, un 1 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, a partir del ingreso a la Unión Europea, el país ha perdido autonomía en su política exterior, señala Pontus.
A su juicio, el asesinato en 1986 del entonces Primer Ministro sueco Olof Palme, impulsor de una política antiimperialista y de asilo a los perseguidos políticos del Sur, marcó un quiebre en la evolución política el país escandinavo: “quizá de no haber acontecido ese crimen, hoy Suecia no sería parte de la UE”, aventura el integrante de SAL.
Recientemente SAL realizó una exitosa campaña de incidencia en su país, generando la necesidad para los candidatos a ocupar escaños en el Parlamento a pronunciarse sobre los principios de la política internacional sueca y a opinar sobre el destino de la cooperación.
A través de una encuesta a los postulantes, la organización logró una campaña a través de los medios de comunicación masivos de real incidencia, por ejemplo instalando el debate acerca de las políticas de los países capitalistas centrales como responsables de la crisis climática.
“Desde mi punto de vista logramos bastante y tal vez un logro a largo plazo es haber conformado una red de más de treinta organizaciones que participaron en esa campaña”, explica Pontus.
Actualmente, SAL impulsa la campaña Justicia Global y en la época de verano sueco recorrerán el país difundiendo los debates actuales acerca de las negociaciones sobre cambio climático.
Finalmente, Björkman reflexiona acerca del Encuentro de Comunicadores de CLOC-VC y organizaciones aliadas celebrado en mayo en Quito, Ecuador.
Imagen: Max Da Rocha
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